Laban, las relaciones entre el espacio y el movimiento

Laban desde la óptica del PAE incentiva en el bailarín y en el actor la exploración  corporal a partir de tres condiciones básicas del movimiento: la activación de la consciencia corporal, el control y la transferencia del peso  y por último, la exploración de la relaciones del cuerpo con el espacio que tienden a afectar constantemente el equilibrio.  La acción directa del PAE  en el trabajo del bailarín y el actor desde la perspectiva de ésta tradición,  se presenta a medida que se aleja el centro de gravedad de la línea vertical en la postura erguida y del control o liberación voluntarios del flujo del movimiento, llamado por Laban como el esfuerzo.

La alteración y conservación del equilibrio del intérprete escénico se define en primer lugar por la concepción del espacio en el que el centro del gravedad del ejecutante es a su vez el centro de una esfera imaginaria en el que puede moverse y expresarse dentro de los límites de la estabilidad, cuanto más se dirija a su centro mayor estabilidad encontrará, cuanto más se desplaza hacia los bordes de la esfera el desequilibrio se incrementará.

Las alteraciones vienen dadas por los movimientos excesivos hacia los bordes de la esfera y por el grado de esfuerzo que el bailarín o el actor empleen en sus movimientos. El esfuerzo en su punto medio simboliza la condición de estabilidad firmeza y seguridad de la postura erguida, una vez el esfuerzo comienza a oscilar hacía un extremo por la acción de los factores de movilidad:  tiempo, peso y dirección que condicionan el movimiento,  la presencia del PAE aumenta y obliga al intérprete a modificar la tendencia hacia la que conduce el flujo del movimiento con el fin de recuperar la estabilidad.

Los factores de movimiento temporales, espaciales y de densidad condicionan la postura y el desplazamiento del bailarín y el actor y por ende la presencia del Principio de Alteración del Equilibrio y su relación con las acciones corporales que se desarrollan en la escena.